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Redes de redes


Ha empezado abril y la pandemia global nos enfrenta con escenarios que no estaban previstos. Nos enfrenta con una realidad nueva que estamos tratando de comprender. Ninguna persona, ningún científico, ni sociedad anticipó que esta propagación fuera tan masiva y letal. En diciembre, Li Wenliang en China lo intentó, se desestimó la advertencia, murió y ya fue tarde para detenerlo.


Las cuarentenas se han impuesto en prácticamente todos los países donde el COVID 19 se ha manifestado –más de 100–, y paradójicamente en estos tiempos modernos, la única manera de frenar el avance es la reclusión y el aislamiento. Ya se han escrito infinidad de artículos sobre el impacto enorme en todos los niveles, micro, macro y mega, porque aún no se visualiza tampoco cuándo y cómo termina. No podemos echar mano a ninguna experiencia previa. Todo ha cambiado y definitivamente nos enfrenta a nuevos paradigmas. Sabemos que el mundo emerge distinto luego de que la pandemia pase, o nos recuperemos de ella con todos los costos asociados que la misma trae y traerá.


Los escenarios no previstos son los que estamos construyendo. Evitar la paralización propia que surge de la reclusión y mover los engranajes para encontrar nuevas formas de solucionar son los desafíos a los que nos enfrentamos. Poner en funcionamiento nuevamente redes productivas que con seguridad no son iguales ni parecidas a las anteriores, y que definitivamente requieren de una nueva mirada. Los países literalmente funcionando a media máquina, con el foco puesto en organizar sus redes sanitarias y con cantidad de actividades particulares, de funcionamiento básico de la comunidad, de negocios, de servicios puestas entre paréntesis y sin fecha cierta para recomenzar. Y más aún sabiendo que las mismas pueden quedar atravesadas y modificadas diametralmente.


Las fronteras ya no son límites y surge la colaboración/cooperación y el apoyo como modelos que se contagian y se replican. Redes espontáneas surgen por doquier para asistir, articular, ayudar, compartir, acompañar. Desde cada espacio individual, social, laboral, gubernamental se establecen nuevas formas de relacionarse donde prima el sentido que “somos comunidad”. No sabemos aún cómo se monetizarán estos esfuerzos y cómo modificarán el futuro de los negocios ni de la performance, pero si que sin ellos no es posible enfrentar las crisis de funcionamiento de la mayoría de los servicios y actividades. Ha sido una respuesta natural del momento, sin organización previa respondiendo a necesidades, buscando devolver a la sociedad cierto equilibrio… repensando, reorganizando, reorientando.


Estos dos conceptos: “sin fronteras” y “somos comunidad”, son los que orientan los esfuerzos de re-pensar cómo llegar a articular recursos con necesidades y con proyectos, en el medio de esta crisis.


Las buenas prácticas de una región pueden inspirar a otras formando una comunidad mayor. Pensando juntos, aunque “separados” logrando un encuentro global y virtual para sumar/ganar.


Entendiendo que podemos nutrirnos de las experiencias de las comunidades sean de una región o de otra, afloran las “redes de redes”, y empieza a ser posible imaginar la planificación/puesta en marcha de soluciones/proyectos reales.


En este contexto y observando lo que naturalmente apareció como respuesta de la sociedad y de las comunidades, es que entendemos este nuevo planteo que se llevará a cabo en la región ARISON (Arizona, USA – Sonora, México), donde ISPI Río de la Plata como capítulo regional participará para ganar/sumar. El objetivo, ampliar la mirada de actores clave e inversores interesados, identificar recursos, oportunidades y proyectos viables para dar respuesta a las necesidades creadas y generadas por esta pandemia, así como conectar proyectos con los actores que puedan financiarlos.


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