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Consecuencias del Coronavirus desde la consultoría empresaria.


El escenario que propone la situación de esta pandemia, puede sugerir diversos ángulos para ser evaluado, de modo que a título de arranque podemos sugerir:


  1. No existen certezas respecto del mundo que vendrá, salvo la percepción de que será distinto, mientras que las hipótesis de la inmediatez son poco defendibles.

  2. Es posible que la actividad privada se retome desde el desborde de lo que los estados invierten, pero también es cierto, que no hay ninguna razón para suponer que no se deba volver a paralizar todo nuevamente.

  3. De lo único que no tenemos dudas, es que todo aquello que tenga que ver con la actividad para enfrentar la pandemia, paradojalmente goza de la mejor salud, hablo de la producción de respiradores, protecciones personales, barbijos y máscaras, laboratorios, hospitales, transporte y almacenamiento de insumos, alojamiento de enfermos y de potenciales en alto riesgo, etc. y por supuesto, todo aquello que tenga que ver con la comunicación en las redes.

  4. Dentro de las hipótesis de mediano plazo, muchos ya especulan con un plan del estilo del Marshall, para salir rápido de la crisis que se está evaluando.


De modo que cuando abordamos este tema con la mirada puesta desde la actividad empresaria, ya tenemos el mercado definido, aún en el caso de que aparezca mágicamente alguna vacuna y frene esta corrida, porque la inercia hasta la recuperación, sumada a la cantidad de infectados y la potencialidad de una nueva cepa, permiten suponer que ese espacio de trabajo va a mantenerse por un tiempo prolongado, más todavía, cuando se espera encontrar una vacuna en un plazo no menor a un año.


La inmediatez por lo tanto, exige que la readaptación se haga de modo inmediato para evitar males mayores, como desocupación, quiebras masivas, cortes en la cadena de pagos y los consiguientes problemas asociados, hambre, delincuencia y consiguiente mayor posibilidad de contagio.


Desde los distintos espacios de la consultoría, tanto de empresas de gran porte como de las Pymes, nos encontramos con urgencias que no dan lugar ni tiempo para esas readaptaciones, ya sea por dificultades en la visión del cambio en los mercados, adaptabilidad de quienes deciden y trabajan, intereses combinados dentro y fuera de las empresas, en particular con las cuestiones en los vínculos con los gobiernos y las instituciones financieras.


La primera recomendación que se sugiere antes de actuar en casos de esta índole, es la de pisar la pelota y mirar la cancha, aún en los casos en que los adversarios sean más habilidosos y forzudos que uno. Quizás esa recomendación sea particularmente indicada, cuando el problema con el que nos tenemos que enfrentar, está lejos de nuestro conocimiento experto. Hoy curiosamente, debemos mirar a los costados y entender que no estamos solos y que el terremoto se siente en todas partes y que en la urgencia, es mejor encontrar un dintel para protegerse de los cascotes que pueden caer sobre nuestra cabeza, ayudar y cuidar a quien se acerque por solidaridad y defensa personal y luego, salir a dar respuesta para crear valor en lo que mejor sabemos hacer, todo eso simultáneamente.


Es así que cada caso puede ir encontrando paliativos, hasta que las circunstancias lo resuelvan, pero insisto, el piso se mueve con intensidad y hacen falta algunos elementos más para resolver esta situación.

Me ha tocado personalmente participar de cambios estructurales de negocios que cambiaron tanto, que se veía desaparecer día a día los vectores que les permitía existir, como ocurrió con la industria discográfica, que necesitó de varios años para adaptarse a la situación actual, donde nuevamente encontró su carril, pero que en el medio de ese camino, han quedado empresas y personas fuera, las que se incorporaron luego a actividades diversas, cercanas o lejanas a aquello que fue el mundo del disco.


Podemos suponer de inmediato por ejemplo, que parece sencillo transformar un restaurante en un delivery, pero la adaptabilidad del personal preparado para sostener un salón de comida en un delívery, quizás sea el inconveniente menor. Se debe enfrentar entre otras variables, el salir de un mercado relativamente cautivo, que en la urgencia desaparece porque deja de gastar en comida hecha o que ya está abastecido por otro proveedor con quien se debe competir, todo eso en un mercado de oferta creciente con demanda estrecha, por lo que hace suponer que la empresa, queda obligada a desarrollar el nuevo mercado, a una velocidad imposible en la práctica. Por otra parte, las contribuciones marginales de la nueva actividad son menores a la anterior, entendiendo que debe mantener costos operativos entre otros de mano de obra, que el nuevo negocio no genera y obliga a proponerse planes estratégicos financieros, que quedan sostenidos fuera de la caja cotidiana y aventurando falta de certezas exigidas para asumir inversiones. Quizás hoy podemos entender que cualquier emprendimiento, incluso los sostenidos para paliar la pandemia, está ubicado en el lugar de los start up, pero curiosamente arrancan, dentro de un escenario neblinoso.


Esto implica barajar y dar de nuevo en todos los roles y en este caso, de todos aquellos que somos parte de la actividad empresaria, tanto sea para emprendedores, trabajadores, instituciones financieras, estado y porque no de los consultores, donde el riesgo es el primer elemento a reevaluar y entender que las reglas de juego anteriores no están vigentes y quizás las nuevas que hoy desconocemos, lleguen para quedarse. Quienes hoy estamos vigentes, somos parte de la tarea de edificación de este edificio realizado con nuevos recursos.

De todas formas, en los espacios de consultoría de Pymes donde participo, se están ensayando ideas que permiten trabajar, muchas de ellas tomadas de la implementación de incubadoras y start ups.


Desde el mercado: Tal como aparece en la introducción, los estados han asumido el motor de la actividad en el medio de la parálisis, asumiendo los costos para enfrentar la pandemia. Una propuesta puede ser:

  1. Listado completo de aquellos que figuren dentro del capital social de la empresa que tengan ligazón con el estado o con las actividades que realiza el estado, en particular aquellas cercanas a la higiene y la salud, tanto sean proveedores como organizaciones no gubernamentales que estén al servicio del tema.

  2. Realizar las consultas sobre qué es aquello que les está faltando a quienes nos referimos, más allá de que la empresa se dedique a eso o a lo otro. Debe consultar también a aquellos que son habituales clientes, proveedores y colegas, aunque no tengan nada que ver con la actividad de la pandemia y en la medida de lo posible, como se insiste en fuerza de ventas, se sugiere solicitar derivaciones.

  3. Realizar una lista de lo recabado y agregar todo aquello que pueda ocurrirnos para ofertar a ese mercado demandando y no abastecido suficientemente.


Desde el interior de la organización.

  1. Buscar dentro de la empresa o fuera de ella, todos los productos posibles a los que se puede acceder, sean realizados en la empresa u obtenidos por proveedores o asociaciones estratégicas, costearlos, intentar alianzas y ocupar el territorio con lo que está demandado y ofertar lo propio, porque nunca se sabe si puede surgir alguna oportunidad.

Se propone que esta actividad sea realizada por la mayor parte de las personas involucradas que estén en condiciones de hacerlo. Tiene objetivos múltiples, algunos pueden ser enumerados:

  1. Se obtiene información desde lugares impensados y se accede a un mercado desconocido que refuerza el habitual, ya que muchos de los que lo abordan, lo hacen con la frescura de la primera vez.

c) Se consigue alianza y espíritu de grupo en la organización, disponible para enfrentar

la exigencia de los nuevos escenarios.

  1. A partir de esta disciplina, tanto interna como la de investigación o mientras tanto, en la medida de la obtención de los resultados parciales, se arman las hojas de ruta, que es probable sean modificadas todos los días, pero esto permite entrar al mercado y avanzar.

  2. No hay ideas imposibles, salvo que la realidad lo imponga.


Nuevamente, si tomamos el ejemplo del restaurante que cambia para hacer delivery, además del mercado al que puede acceder desde la base de datos de su clientes conocidos o de aquellos que puedan entrar por la web, incentivados por los que manejen las redes sociales, esta empresa puede llevar comida a los lugares colapsados por sus concesionarios proveedores habituales y hacer alianzas con ellos o participar parcialmente de un mercado en franca expansión, como las nuevas residencias para cuidados parciales, hospitales y asistentes en la fuerzas armadas o también aquellas otras empresas que abastecen la circunstancia de pandemia, como las constructoras en obra de hospitales, las fábricas de respiradores o barbijos, ya que ninguna de ellas contemplaba antes de la coyuntura, un concesionario de servicio de comida.


Si bien los empresarios que acuden a quienes ofrecemos servicios de consultoría, suelen tener una capacidad de apertura intelectual y sensibilidad suficiente para enfrentar y asumir los cambios que obedece contratarnos, no dejan de pertenecer al conjunto de los llevan consigo resistencias o temores como cualquiera.


Por otra parte, las personas que ejercemos la consultoría, estamos bastante lejos de integrar la legión de aquellos que poseen superpoderes, de modo que una situación de esta magnitud, comparable a las de las crisis mayores del siglo pasado, no tiene precedentes entre la capacidad empresaria y las recetas profesionales.


El consultor por lo tanto, es parte de quienes enfrentamos los enigmas. Tenemos la posibilidad de la distancia profesional, que nos permite atisbar el lado B de cada situación y no siempre la acertamos ni logramos convencer de nuestras propuestas. En circunstancias como la de esta coyuntura, donde no solo es la vida de la empresa la que está en juego, sino aquella misma de quienes participamos, los temores afloran y la amplitud de la capacidad de asumir riesgos, debe crecer tanto, que no siempre se está preparado del todo.


Los encuentros entre diversos participantes del quehacer empresario, son el inicio imprescindible en estas circunstancias y tenemos que estar atentos a que ésta suele ser una tarea, cuya velocidad no está a la altura de los contagios ni de la crisis que genera el coronavirus. Debemos esperar actitudes políticas cargadas de especulación, porque corresponde a conductas habituales en los inicios y sabemos que se debe esperar hasta que la experiencia acerca las filas.


Sin embargo, en la medida que cada uno de nosotros tome conciencia del objetivo de cada encuentro, es posible que los lazos de confianza requieran tiempos menores y los resultados se vean antes de lo que suponemos.




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